MISIÓN, VISIÓN Y VALORES

MISIÓN:

Educar a niños y jóvenes, en la Piedad y las Letras, con el fin de prepararlos para el ingreso a la
universidad, enseñándoles a vivir rectamente para que sus vidas se asemejen a la vida de
Jesucristo. De esa manera podrán construir su propia felicidad y participar en la transformación
de la sociedad.

VISIÓN:

Ser una comunidad educativa, formada por religiosos escolapios, educadores y colaboradores
laicos, estudiantes y familias, dispuestos a desarrollar un clima colaborativo y organizacional
que promueva en nuestros niños y jóvenes la excelencia académica, valores cristianos
fundamentados en el amor fraterno y el desarrollo integral de la persona para vivir en el amor
de Dios y que puedan participar activamente de la transformación de la sociedad, logren un
feliz transcurso de toda su vida y alcancen la salvación eterna.

LOS CUATRO GRANDES VALORES DE LA EDUCACIÓN QUE QUEREMOS OFRECER EN EL COLEGIO PONCEÑO SON:

  1. Excelencia Académica: Aprender a Conocer

Creemos en la seriedad del proceso académico y estamos comprometidos con la rigurosidad del proceso de aprendizaje. Aunque el deseo de conocer está en todos los seres humanos, muy especialmente en los niños, es necesario aprender a canalizar tal deseo, a hacerlo profundo y constante, y a proveerlo de una metodología que permita arrancarle a la naturaleza sus secretos. Se debe aprender a desarrollar el pensamiento crítico, a preguntar, a investigar, a experimentar con paciencia, a dudar de las respuestas demasiado rápidas y esforzarse en la lectura y en la práctica de las habilidades adquiridas. A través del amor y la  búsqueda de la verdad, nuestros alumnos se construyen a sí mismo, facilitan su encuentro con Dios y alcanzan a vivir su auténtica libertad.

  1. Comportamiento ético: Aprender a Convivir

Por convicción fundacional – San José de Calasanz creía que la educación podía llevar a los niños por el camino del bien y apartarlos del mal – el Colegio Ponceño asume el compromiso de la formación ética. Creemos en el desarrollo de unos valores personales que llevan a cada niño y a cada joven a comportarse de tal manera que construyan positivamente un estilo de vida coherente y colaboren en la construcción de un mundo más humano. Optamos por una educación en el amor y por el amor. Una educación en la que los niños se sientan amados y una educación en la cual se descubran a sí mismos como seres capaces de amar. Una educación en la que aprendan a tratar a los demás como les gustaría ser tratados a ellos mismos.

  1. Discernimiento Vocacional: Aprender a Hacer

Estamos convencidos que el valor de cada vida humana y de la preciosa misión que tiene cada niño que llega al mundo. Nuestra educación es profundamente vocacional, en el sentido de ayudar a cada niño y a cada joven a encontrar su misión en la vida. Que cada niño descubra aquello para lo que nacieron, lo pongan en práctica como colaboración y compromiso con la construcción de un mundo mejor y más justo. Optamos por una educción que permita a los niños y a los jóvenes explorar sus potencialidades, ser creativos, desarrollar sus aptitudes y descubrir la misión que asumirán para bien del mundo y para su realización plena.

  1. Construcción de Identidad: Aprender a Ser

En el Colegio Ponceño lo más importante en el proceso educativo, es que los niños y los jóvenes lleguen a encontrarse con Dios y con ellos mismos, construyan su propia personalidad y entren en el gozo de vivir una vida verdaderamente auténtica, lo que nos hace únicos, irrepetibles e infinitamente valiosos. Por nuestra fe cristiana, estamos convencidos del valor de cada niño y de cada joven, pues ellos son Hijos del Padre, lo cual significa que son amados desde toda la eternidad. Están llamados a llevar en su ser  el rostro misericordioso del Padre, al modo de su Hijo, Jesucristo, y poseer en su interior la presencia viva del Espíritu Santo.

Optamos por una educación espiritual, que desarrolle realidades más profundas e íntimas de los niños, que les permita descubrirse amados por Dios. Procuramos que nuestros estudiantes sean excelentes estudiantes, seres humanos rectos e íntegros, personas que aporten al cambio del mundo; pero, sobre todo, anhelamos que lleven en su ser, el rostro de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Maestro, hermano y amigo.